¿Cómo
hacer el bien? Buena pregunta. Muchas veces decimos, y ¿por
qué no
dono un poco de dinero a esta ONG para niños
de África?
O, ¿por
qué no
regalo estos juguetes a los niños huérfanos?
Pero yo creo que hacer el bien va más allá.
Hacer el bien no consiste en pagar a nadie para que lo haga por ti o regalar
cosas que ya no uses, hacer el bien consiste en ser solidario. La solidaridad
son pequeños
detalles, pequeños gestos que poco a poco se
convierten en grandes acciones. Podemos ser solidarios en tantísimas
ocasiones, al fin y al cabo, en lo que consiste todo esto es en hacer el bien
en nuestra vida diaria para que gracias al esfuerzo de todos se construya una
comunidad mejor. Tal vez ser solidario solo se trate en ser importante para
alguien y darle el amor que necesita, porque son los pequeños detalles los que marcan la diferencia.
Algo que todo el
mundo debería
aprender es a ser buena persona, a querer, a seguir el ejemplo, a aprender de
los errores y sobre todo a saber pedir ayuda. Pedir ayuda cuando se necesita es
lo más
importante de todo. Necesitamos ser felices para poder hacer feliz a otras
personas, es fundamental.
La sociedad actual
es muy individualista, nos olvidamos de lo que pasa a nuestro alrededor y nos
centramos únicamente
en nuestros problemas. Debemos empezar a cambiar. A cambiar tanto en sentido positivo como en negativo. Los
cambios siempre traen cosas buenas. Nuevas experiencias, nuevas amistades,
nuevos lugares. Los cambios traen felicidad. Y para poder hacer el bien hay que
ser feliz, así que, ¿por
qué no
empezamos a cambiar?
Sigamos con el tema
de la solidaridad. Hay tantísimos ejemplos de
solidaridad que es imposible enumerarlos todos, pero empecemos por algo
sencillo. En nuestro día a día
nos encontramos con múltiples personas
que necesitan ayuda. Nuestra ayuda. Tal vez solo sea para cruzar la calle o
para llevar unas bolsas de la compra, entonces ¿por
qué no
hacemos nada al respecto? No hacemos nada al respecto porque nadie nos dice que
lo hagamos. En cambio, nos bombardean diariamente a ideas que debemos creer o
hacer. Por ejemplo respecto al sexo, la edad o la familia. Pero nadie nos enseña
a cómo
ayudar a las personas, por lo tanto es comprensible que no sepamos cómo
hacer el bien o cómo ser solidarios. Necesitamos un
cambio en la sociedad, esto es la base de todo. Nosotros, las nuevas
generaciones somos el futuro. Somos el cambio que la gente necesita ver.
En muchas ocasiones
se habla de la solidaridad en los países pobres, de dar
ayuda al que más lo necesita. Pero no hace falta
irnos a Marruecos, por ejemplo, para ver que de verdad hay gente que lo pasa
mal. Tal vez, sólo necesitemos abrir un poco los ojos
para darnos cuenta que en nuestro entorno hay muchísimas
personas que también lo están
pasando mal, nunca en las mismas condiciones que en estos países
pobres, pero también mal. Hay que dar ayuda al que más
lo necesita, esto es fundamental. Opino que lo importante no es lo que hagas,
sino que lo hagas. No podemos comparar la ayuda que puede llegar a dar Angelina
Jolie, por ejemplo, con la tuya, eso es obvio. Por eso la intención
es lo cuenta; la iniciativa de hacer algo por y para los demás,
eso es lo que realmente se valora.
Antes de acabar me
gustaría
recalcar el claro ejemplo que se ve de solidaridad altruista en la película
Amelie por parte de la protagonista. Es una película
preciosa, te enseña tantas cosas sin que tú sepas que te las
está enseñando.
Creo que todo el mundo debería verla para darse
cuenta de lo que es la solidaridad de verdad, la que sale directamente del
corazón.
Por último
mi conclusión
es que para poder hacer el bien debemos ser solidarios. Pero solidarios con
nosotros mismos. Hay que plantearse qué queremos
hacer y cómo,
y a partir de eso llevar a cabo nuestro proyecto.
La solidaridad es
felicidad. Felicidad para aquel que es solidario y para el que recibe la
solidaridad del otro.
Nos queda un gran
camino por recorrer para llegar a esa sociedad justa que todo (o casi todo) el
mundo desea y el primer paso es empezar a ser solidarios. Enseñar,
aprender, cambiar... Son muchas cosas las que nos quedan pero es algo tan
sencillo en el fondo, que poco a poco acabaremos construyendo un mundo en el
que nadie necesite preguntarse ¿cómo
hacer el bien?, porque la gente ya lo sabrá.
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