La libertad de expresión es un derecho fundamental, un
derecho humano, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de 1948, y las constituciones de los sistemas democráticos,
también lo señalan. De ella deriva la conocida libertad de prensa.
Los periodistas deben
expresarse dando su opinión y su punto de vista del asunto sin tener miedo de
que unas personas entren a la fuerza en su redacción y maten a 12 personas
solamente porque no piensan igual que ellos. ¿A caso todo el mundo debemos
tener las mismas creencias, los mismos gustos…? No, porque eso es lo que nos
hace ricos en variedad, lo que nos hace diferentes, pero no se debe tener miedo
a lo diferente más bien, se debe apreciar.
El mundo cambia, las cosas cambian y los periodistas debemos
estar ahí sin miedo a ser tiroteados, porque, ¿sin periodistas que sería del
mundo? Un mundo incomunicado donde solo sabes qué ocurre en tu barrio.
Cada uno tiene sus ideas, sus opiniones, sus sentimientos y,
por mucho que no nos guste lo diga, escriba o muestre, siempre debemos tenerles
respeto porque así con sus opiniones consiguen un dinero para vivir dignamente.
Este artículo está dedicado a las víctimas del atentado
contra la revista de Charlie Hebdo donde murieron 12
personas que solo hacían su trabajo. Con el lema Je suis Charlie me voy a despedir indignado por la muerte de estas
personas inocentes que solo hacían su trabajo. Pienso que no solo yo estoy
indignado con esta violación a los derechos humanos, puedo asegurar que casi
todos los periodistas de este mundo están tan indignados como yo. También puedo
afirmar que cada vez que un periodista escribe sobre este asunto siete una
pizca de miedo a ser asesinado por no pensar igual que los autores de este
sangriento crimen que ha conmovido al mundo entero.
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