En el pueblo de mi padre que se llama Chantada (Lugo) existe una
leyenda muy antigua que cuenta:
Un notario gallego que ejercía en esa localidad un buen día recibió
en su despacho a un sacerdote. Venía con un escrito que le había
mandado Samuel María Montes desde Montevideo (Uruguay).
El escrito ponía que autorizaba al sacerdote para que vendiera
todas sus propiedades, heredadas de sus padres en Basán (Lugo)
excepto la rama que mira hacia Poniente del Carballo de Basán,
que era un roble.
El notario se sorprendió por lo que pedía el escrito y quiso
averiguar de qué se trataba.
Fue hasta Basán pero no encontró a quien preguntarle y fue a ver
el roble que era tan grande que harían falta tres hombres para
abrazarlo.
Era un viejo árbol derecho como una vela, y se imaginó
que tenía delante a un antiguo patriarca celta testigo de la
verdadera historia de muchos siglos.
Crecía aquel roble en una campiña comunal donde todos los años
el 1 de enero se celebraba la “romería del Carballo”.
Entendió que la razón por la que Samuel Vendía todo lo que tenía
en su tierra menos aquella rama.
Posteriormente publicó un artículo hablando de este tema, en un
periódico y al cabo de unas semanas recibió una carta desde
Montevideo.
La carta decía que Samuel era jardinero en Uruguay y tenía un
cariño especial a ese árbol ya que bajo su sombra había jugado de
niño y bajo esa rama su madre le había dado el último beso antes
de irse a América.
Javier Lorenzana 1ºESO
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