En un intento de la grande y todopoderosa Disney por conquistar el mundo del cine, una de las
mayores franquicias de la galaxia se ha visto incluida en sus operaciones. Star Wars es una de las
sagas más reconocibles de toda la historia, y por ello no podía faltar en este inmenso proceso.
Tras la adquisición de Lucasfilms por algo más de 3.000 millones de dólares, Disney ha de
resucitar de nuevo la saga tras el duro golpe que supusieron las precuelas para millones de
seguidores.
La primera fase de una resurrección galáctica supuso el estreno del séptimo episodio, El despertar
de la fuerza, una clara llamada a todos los seguidores devastados por los tres intentos fallidos de
George Lucas.
Ésta gozaba de unos maravillosos efectos, una entretenida puesta en escena y un
entretenimiento infinito para el espectador, aunque carecía de originalidad siendo un remake de la
entrega de 1977.
Una vez conseguido un puesto entre las películas más taquilleras de la historia
junto a Titanic y Avatar, la multinacional decide desviarnos de la trama principal hasta 2017 para
llevarnos a un territorio totalmente desconocido situado entre la tercera y la cuarta entrega.
Este "episodio 3.5" relata trepidantemente la historia de un grupo de rebeldes que tienen como
objetivo robar los planos del gran arma imperial, la Estrella de la Muerte.
Comienza con breves
viajes entre planetas, que acaban por realizar un completo desconcierto en el espectador. Entre
aterrizaje y despegue, los diferentes personajes, tanto secundarios como principales, se van
uniendo lentamente en un grupo multicultural para conducirnos hacía un único y espectacular
desenlace que deja la boca completamente hecha agua, a pesar de su apoteósico y emotivo
desenlace.
Disney ha conseguido encontrar la clave para realizar grandes largometraje comerciales que
agraden tanto al espectador como a la crítica, pero no todo es perfección en la cinta. Un escaso
contacto con los personajes y estrecho lazo entre ellos estropean el final.
Las películas de la saga
claramente destacan por tener al mando de la batuta de la banda sonora al maestro musical John
Williams, pero en esta ha llegado algo de aire fresco por parte de Michael Giacchino que trae
nuevas melodías envolventes y pegadizas que acompañan en un perfecto tempo a las imágenes.
También caben felicitaciones al equipo de fotografía por no caer en la gran tentación de las
películas de acción, los planos veloces, rápidos y molestos donde no se distingue nada salvo
confusión y caos en la mente del operador de cámara.
A pesar de tener un título que prácticamente nadie comprende, Rogue One ha conseguido apagar
la llama de El Despertar de la Fuerza, que parecía incandescente desde su estreno, para crear la
suya propia hasta el estreno del octavo episodio, que lamentablemente, la dejará totalmente en la
caja del olvido.
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