La gran decadencia por DIEGO CASADO

Es evidente la caída con desgana y aburrimiento que se presenta últimamente con las generaciones venideras, películas comerciales que se hacen sin propósito ni pasión, y míticos festivales que se olvidan de desvelar nuevas sorpresas.

La decadencia cinematográfica comenzó con la llegada del nuevo milenio, cuando la invención del cine comercial moderno tuvo lugar con la financiación de producciones a las que se otorgaba un elevado presupuesto con el único objetivo de recaudar una cantidad exageradamente alta en taquilla mundial. Aunque ciertos directores cayeron en la tentación de realizar largometrajes a velocidad récord a cambio de sumas totalmente seductoras, obteniendo un resultado excelentemente mediocre. Otros conservaron su estilo y siguieron mostrando productos destacables en la historia cinematográfica, e incluso llegando a dejar por el camino, alguna que otra obra de culto.

Solemos pensar que las grandes compañías nos ofrecen lo que queremos (entretenimiento de calidad que nos aísle del mundo y nuestros problemas durante un agradable rato), totalmente contrario es lo que recibimos: un producto realizado con una completa desgana que ni entretiene ni hace olvidar. Por increíble que parezca, esta tendencia va en aumento hasta los días actuales, donde el cine comercial, la excesiva globalización y la sed insaciable de billetes han hecho olvidar al público vulgar lo que es una buena película.

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