El calentamiento global, los desastres naturales... Dan fuerza a la teoría de que en un futuro acabaremos por destruir la tierra, nuestro hogar. Pero las dos ideas en las que me centro, no tienen nada que ver con lo físico, sino con la psicología de nuestras generaciones futuras.
Para poner un tema central, la información. Todo es información, nuestro universo es información. Podemos morir, pero la información que dejamos se mantiene. Tu cerebro la procesa, la comprende y también la expresa. Esta es la base de nuestro progreso. La información nos mantiene unidos, nos hace ser conscientes de nuestro entorno y lo que pasa en él.
Pero, que pasa si esta información, en un futuro, se nos niega o esconde sin que lo sepamos; o al contrario, que pasaría si nos proporcionaran tanta información que no supiéramos diferenciar su importancia y/o relevancia.
Ambos futuros tiene su lado oscuro, no obstante se identifican bastante con el curso que ha seguido la humanidad. Nuestra ambición y ganas de más, nos hacen olvidar los valores, lo que nos hace humanos.
Ambos futuros son muy extremos, pero la idea básica es totalmente lógica. La negación de información es totalmente posible y ya se practica en la actualidad. Ligado con esta idea de futuro está el control de la población, no solo mediante el ocultamiento de la información sino también mediante dolor.
En el otro lado está la sobrexposición a la información, que ya existe en la actualidad. En internet tenemos acceso a información infinita, cada día miles de gigabytes de nueva información se suben a la red. En este futuro se controla a la población proporcionándole placer.
Estos futuros nos dan una versión de la humanidad, deshumanizada. Ambos nos dan una idea de cómo evitar estos dos casos y construir un futuro, en el que no se diga ni se oculte por completo la verdad.
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