Yo soy mago. Bueno, solo me sé unos trucos, pero es complicado aprenderlos ya que se necesitan unas cuantas cosas, como por ejemplo una baraja (si es magia sobre cartas) o pañuelos, dinero, etcétera.
A mí se me dan bien los de monedas y cartas. La única regla de todo mago es que nunca se revela el secreto del truco.
Lo primero que necesitamos es saber qué materiales se van a emplear en el truco.
Lo segundo es practicar hasta que lo puedas hacer con los ojos cerrados.
Lo tercero es mostrárselo a alguien y, si te ha salido bien y la reacción de la otra persona te impresiona, lo podrás hacer más veces. Pero no lo hagas mucho porque puede que en vez de hacerlo por diversión, llegará un punto en el que lo harás por rutina y eso te cansará y lo dejarás. Por eso hay que tener más de un truco.
Lo cuarto, y no por ello menos importante, disfrutar de lo que haces y de la reacción del público.
Con esto finalizo este artículo.
Que tengáis unas mágicas tardes.
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