Pero
cuando llegó la tarde, los de primero de bachillerato nos dieron
unos adoquines, pero en pequeño. Los que repartían los adoquines,
iban vestidos con pañuelos a cuadrados rojos y a cuadrados negros,
con una camisa blanca, con un chaleco negro, unos pantalones negros,
con unas sandalias y con unos calcetines blancos. También había
algunas personas que iban de cabezudos, los cabezudos me hacen mucha
gracia, porque al ser tan altos, al entrar en las clases se tenían
que agachar, porque si no, se caían al suelo, los que nos dieron los
adoquines, no fueron los que iban vestidos de cabezudos, no si no que
fueron los que iban vestidos con pañuelos, pantalones negros
sandalias, calcetines blancos…
Los
adoquines, eran de fresa, de anís… A
mí, me dieron dos adoquines, uno de fresa y el otro de anís. Me
dieron los adoquines, de mis sabores favoritos: fresa, y anís.
Al día siguiente, por la mañana yo
vi el desfile en la tele, fueron allí la gente de la armada tocando
instrumentos, la gente de la armada monta da a caballo, o la gente de
la armada andando. Cada grupo de la armada era de diferentes sitios,
iban de diferente manera… Siempre que pasaban al lado del rey, le
miraban
y el rey les saludaba.
Por
las tarde, mis padres y yo, nos fuimos a ver museos, pero el primero
que fuimos estaba cerrado, el segundo, que fuimos a ver estaba con
una cola de muchas personas, y el tercero que fuimos a ver, el museo
Naval, también estaba con mucha gente, así que nos fuimos a ver el
concierto que había al lado, tocaban muy bien, y por eso me gusto
mucho, luego al final, ya nos fuimos a casa. ¡Fue un día especial!
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