Actualmente,
hay muchos niños superdotados que no están integrados en nuestra
sociedad por la razón de estar por encima de nosotros, por tener un
desarrollo intelectual deslumbrante y por tener una mente tan
desarrollada que hace aburridas nuestras cosas, nuestras aficiones y
nuestras pasiones. A estos niños se les considera raros, inmaduros o
demasiado infantiles, pero se plantean teorías que nosotros no
seríamos capaces de asimilar y reflexionan teorías que demuestran
su más que desarrollada inteligencia. Pero en nuestra sociedad están
infravalorados, están destinados al fracaso escolar y a renunciar a
amistades con sus compañeros.
Niños
a los que deberíamos admirar, cerebros que están por encima de
nuestro nivel de inteligencia, leones enjaulados, porque en el fondo
son eso, leones enjaulados que buscan una manera de escapar de la
celda de nuestra simple realidad, de nuestro involuntario patetismo,
de un mundo en el que se sienten incomprendidos. Nuestra necia
sociedad se basa en principios poco éticos, en rutinas mecánicas y
sencillas, en gente que no abre su mente, en dolor, guerras y peces
gordos que persiguen a una mayoría de pezqueñines.
Es demasiado para ellos, que no se sienten felices, que desean
cambiarlo todo.
La
ignorancia hace la felicidad, y este mundo es demasiado ignorante
como para entender a los prototipos
de nuestra sociedad. Nuestro día a día es muy simple, somos seres
completamente domesticados y obedientes, que, si salimos de nuestra
rutina somos castigados o tildados de locos.
Un
dilema, ninguna solución y una pregunta, ¿estamos dejando de lado a
los propietarios de un gran don, o a los de una gran discapacidad?
En
la película llamada “Sin límites” se habla de qué se podría
hacer usando el 100% de nuestro cerebro, y el protagonista, se
encuentra vigilado en todo momento, pero es solo una película,
… es solo una fantasía.
… es solo una fantasía.
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